Querida y taciturna Paula de varios años atrás:
Es raro escribirte cuando sé que es a mà misma a quien le escribo. Sin embargo, los tiempos han cambiado y eso me hace sentir que le estoy escribiendo a otra persona. Hago este ejercicio, si es que se le puede llamar asÃ, para comunicarme contigo y posiblemente entender muchas cosas.
La vida me ha enseñado que de linealidad no sabe mucho, pero de torbellinos es una experta. Te lo digo, porque es asà como llegará la persona que pondrá tu vida de cabeza y te hará sustituir las pesadillas por apacibles cuentos de buenas noches.
En ese preciso instante de tu vida entenderás que entre más le cierras las puertas al amor, éste será tan hábil de colarse por cualquier rincón y te tomará desprevenida, tan desprevenida que olvidarás decorar tu interior, pero aun asà te querrán.
Tomarás su mano y sentirás una recarga de energÃa en tu interior que se convertirá en una hermosa sonrisa. Tu percepción sobre el mundo cambiará haciendo que éste se transforme en un lugar más soportable; aunque poco tiempo después, notarás que el lugar en donde encajarás perfectamente será en ese hueco que se forma entre su cuello y su pecho en donde tendrás boletos V.I.P para escuchar el mejor concierto acústico de tu vida: el latir de su corazón. No tendrás idea de cómo besar, pero él te guiará y disfrutarás del trayecto hacia su boca porque sentirás como el mundo se apaga bajo el hechizo de aquellos labios que serán perfectos para ti.
Vivirás por un buen tiempo en esos brazos que además de fuertes, serán el refugio perfecto cuando el dolor se asome y quiera hacerte trizas. Perderás la vergüenza a cantar delante de otra persona tus canciones favoritas, pero solamente lo harás enfrente de él, y sonreirás aunque sabes que tu voz suena muy mal. Y errarás solo por ver esos ojos camaleónicos chispeando para iluminar tu rincón más oscuro y tenebroso.
¡Ay mi pequeña! Que inocente eres aún…
