Al pasado y al presente los separan una línea casi invisible, que con tan solo dar un paso se está en de un lado o del otro. A veces es necesario tener los pies fijos en un solo lado y otras veces es inevitable tener uno en cada lado. Por lo general me situó en el presente; pero cuando la fuerza empieza a flaquearme y doy tumbos sin rumbo, estrellándome con cada puerta o pared que encuentro a mi alrededor recurro a mis memorias, las abrazo y permito que me abracen, por un periodo corto de tiempo, solamente para que me proporcionen la firmeza y el coraje suficiente para continuar el camino árido y rocoso en el que, en ocasiones, se convierte la vida.
Con el paso de los años he mudado de piel, no pertenezco al mismo lugar y he duplicado las vivencias que poco a poco se transforman en recuerdos que me permiten recorrer un camino hacía mi interior, tocando las heridas que se han ido atenuando y ya no duelen al tacto. Esos recuerdos por los que he estado paseando cientos de veces, por los que he ido y venido como quien visita un lugar nuevo, sin parar de sorprenderse por lo que ve, son un sitio acogedor con paredes llenas de cuadros que permiten divisar la hermosura del caos y la serenidad en la felicidad. Ése lugar siempre termina transformándose y mostrándose nuevo ante mis ojos.
Cartas para Paula es, como su nombre lo indica, una colección de cartas sin un orden específico, en las que se encontraran relatos profundos de pequeños trozos de realidad que, quizá, puedan amoldarse a la de muchos, en donde Paula del presente se atreverá a escribirle a Paula del pasado y, tal vez, a la del futuro, porque vale la pena recordar que aunque hay recuerdos que destrozan, hay otros que salvan y sanan.
Con cariño: P. J. 🐘